sábado, 3 de agosto de 2013

Migraña /serie esmalte sintético sobre papel de resma.2010


Desde cuando tenía diez me acompañan las migrañas, que solo van mermando al paso de los años, esta vez acababa de sufrir una embestida de ese hierro caliente que transita las arterias en el momento de la crisis. Luego de tomar el calmante y unas horas a oscuras, algo recuperado (un momento en el que veo mi exterior como una ciudad desconocida a los ojos de un inmigrante al bajar del barco, ignorando que nombre tiene la tierra bajo sus pies) y con precaria verticalidad, sin saber muy bien para qué desparramé algunas hojas de resma por el suelo de la pequeña salita. Busqué sobre mi tablero de trabajo alguna pintura que estuviera a mano y no me obligara a agacharme, encontré una lata empezada de esmalte sintético negro y agarré una varilla muy delgada.
Así en ese estado de penumbras y desde la altura de mi brazo extendido, fueron chorreando estas figuras, manchas,líneas, todas salvo una, ausentes del trazo intencionado del pincel.
Volví a la cama y dejé que la noche y los efectos del calmante deshicieran las agujas candentes licuadas en el torrente sanguineo. Por la mañana al levantarme con cuidado de no pisarlas, las vi marcadas por el dedo indice de luz que entra por la ventana y supe que había por primera vez puesto un rostro, una forma a esta indeseable sombra que encontró cobijo en el lecho de mi cerebro hace tanto tiempo; vi, que había pintado las migrañas.      

R.C




2 comentarios:

  1. nada mejor que sacar el dolor y transformarlo en otra cosa, en arte... por qué no?
    Abrazo:>

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    1. claro que si matichica, es que al momento de expresarse del modo o con las herramientas que sean no se inventa nada, sale lo que hubo y lo que hay, y si lo que hay es un dolor o una luz no es una elección, mas bien una pulsión y si creo que el sacarlo fuera es sanador
      Gracias por aparecer

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